El niño como actor en una obra teatral escolar
El niño como actor.
Para comenzar, cabe destacar que si el niño es muy pequeño, es mejor que esté ayudado por personas mayores.
Psicóloga. Gloria Ramírez
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En un post anterior hice referencia de las manifestaciones del niño en su papel de espectador de una obra teatral.
En esta ocasión, cambiaré el punto de vista de la obra de teatro, pues los enfoques de los argumentos para la actuación son muchos, tales como el canto, el drama, la comicidad, entre otros, y pueden prestarse para que los niños en la escuela interpreten ciertos personajes.
El niño como actor.
Para comenzar, cabe destacar que si el niño es muy pequeño, es mejor que esté ayudado por personas mayores.
👉 En este rol el niño realiza un papel contrario a ser espectador de una obra teatral, por lo que ahora se enfrenta a temores u otras sensaciones además de ser calificado.
Para el niño, siempre existe la preferencia de diálogos muy simples e improvisados.
Para el niño, siempre existe la preferencia de diálogos muy simples e improvisados.
Interpretar determinados papeles en la obra de teatro luego de cansados trabajos de preparación y el soporte a veces de mucha presión ejercida por parte del director de la escena, se refleja en su mejorado nivel de entrenamiento en las técnicas de expresión, considerando que realiza con mejor calidad sus expresiones en cuanto a uso de la palabra, gestos acordes, movimientos, interpretación con empatía, etc..
Sin embargo, para su desarrollo integral, puede decirse que no es suficiente el hecho de que el niño se aprenda de memoria unos renglones, movimientos o que se encarne interpretando algún personaje. Pues, debemos considerar que esta manera de prestarse para la actuación, lo colocan en el plano de crear una vida, un personaje, alguna situación, es como que la vida le presente facetas “multiformes” entre la realidad y lo ficticio cuando cumple su papel de actor.
Es conveniente que se les guie, lógicamente para que lo hagan bien, correctamente, lo mejor que puedan, teniendo en claro que si desean lograrlo deben entrenarse como se debe. Pero, quien lo dirija no debe olvidar que ese niño es una vida ajena, la que está a su cargo para que cumpla un papel en la obra, que si no puede cumplir con lo esperado en un tiempo estimado, no tiene una razón para exigirle cuando por más que se esfuerce no lo logre, sería algo así como pedirle “peras a un manzano” cuando quizás no exista esa disposición por alguna causa.
En base a lo anterior, no debe olvidarse que el niño está en un lugar al cual acude, pero que no es su hogar, y que este puede ser un lugar donde desfogue inclusive problemas que se presenten en su entorno familiar.
Por otra parte, ayuda mucho tener un narrador que con sus palabras cree un ambiente para encarnar al personaje ficticio, para coordinar, dirigir la acción y sobre todo que sirva de apoyo al niño para recordar su papel.
Los adultos debemos ayudar al niño a crear, imaginar, a expresar su forma de ver la vida.
No debemos olvidar que hay que depositar en el niño el interés para que manifieste el pleno dominio de sus facultades de comunicación y expresividad y sobre todo si posee ciertos impedimentos sean estos físicos o motrices, su actuación es un triunfo.
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Psicóloga. Gloria Ramírez
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